Tuesday, November 23, 2010

Comer puedo comer cualquier día de la semana, pero pescar, sólo puedo hacerlo hoy

Esta jornada de pesca está en la misma línea que la última que escribí cuando fuí con Paco a Benagéber, es decir, compartir una jornada de pesca con un pescador inédito en este blog. Este tipo de jornadas son de los más enriquecedoras tanto a nivel personal como a nivel de pescador, a pesar de los intentos de alguna persona por equipararlas con lo vulgarmente conocido como el oficio más antiguo del mundo.

En este caso el pescador invitado es Pardo, ese chaval que muchos empezamos conociendo como aquel que le compró el barco a JJ (que a su vez se lo compró a Leyton) y acabó compitiendo con él. Ese que el pasado año se estrenó en la competición del VBC, y este año, tras una remontada espectacular que incluyó dos primeros puestos en los sociales, se alzó junto con JJ en un merecido tercer puesto. Enhorabuena.

Sin duda alguna esta carta de presentación no será tan impresionante como la de aquel que ocultaba su torso tras un palometón de casi 20 kilos, y no lo digo por el pez, sino por el torso. Mariconadas aparte, para mí sería un placer compartir una jornada de pesca con Pardo, y así fue, siendo el escenario elegido, el embalse de Tous.

Recogí a Pardo en la BP de siempre de camino a Tous y un poco antes de las 8:00h ya estabamos en la rampa. Sin embargo, ya había allí tres remolques con sus respectivos vehículos. Entre ellos el que da su nombre a una de las mejores réculas de este embalse.

Pues eso, es un pis pas habiamos botado la barca, y calentitos tras tomar un café con leche con canela cortesía de Sr. Pardo nos dirigimos río Júcar arriba. Dejamos la récula del Alberic y llegamos hasta la récula en la orilla de enfrente de la arboleda. Antes de entrar en la récula ya veía en la lejanía a los champions.

Estaba en la récula pescando como más me gusta a mí, con ika, jig y drop-shot, pero ni picada. Mientras tanto Pardo manejaba con maestría un paseante. Lanza a una orilla y vemos lo que parecía un tímido ataque en superficie. Lanza a la otra orilla, pam pam pam, y patapam, yo no lo ví, pero Pardo me narraba como salió un bass por el costado del paseante sacando todo el cuerpo del agua para engullirlo. Tras él venían dos más. Tras pelear unos instantes, el pez se soltó al lado del barco. Pardo se quedó tocado unos segundos, pero volvió al tajo.

Salimos de esa récula para subir río arriba hasta la playa de árboles antes de los cañones con un molesto viento en contra. Ni olerlos. Cruzamos a la pequeña récula de enfrente. Y que si quieres.

Seguimos subiendo y nos metemos en la primera récula a la izquierda después de los cortados. Le dejo a Pardo el placer de inagurar el fondo de la ŕecula con su paseante, pim pam pim pam, patapam, ataque brutal en superficie y Pardo peleando con un tochete que daría 2.08kg en su báscula Rapala. Pardo ya visualizaba el patrón, alto y claro, así que mientras se deshacía de la tirita que cubría su última herida de guerra nos dirijimos a la próxima récula del propietario del vehículo de la rampa de botadura.



Antes de llegar, Pardo me convenció para ir a la siguiente récula, aunque a regañadientes tras malas experiencias con esta forma de actuar, dejamos la récula buena para más tarde. Esta segunda récula está rodeada por paredes verticales, y sólo al final podemos encontrar una zona emplayada. Así que cuando llegamos, dejé que Pardo me volviera a demostrar su maestría con el paseante, aunque según sus palabras no se podía comparar con el derroche de calidad que poseía su maestro JJ. La cuestión es que lanza el paseante al fondo de la récula donde no había ni un metro de agua, y tras pasear un par de metros, otro ataque en superficie. Tras pelear durante unos segundos, acerca el pez al barco y yo temeroso intento meter el pulgar en la boca del pez entre las poteras, dudo un segundo y el pez vuelve a arrancar hacia el fondo liberándose del paseante. Era como si ya lo hubiera visualizado, sabía que podía pasar y pasó, me quedé blanco, sin palabras. Sí, un fallo de novato. Menos mal que Pardo no se lo tomó a mal. De hecho, me dejó uno de sus paseantes para que lo pusiera en práctica.

Aquí llegó la clase magistral del día sobre manejo del paseante. Mi recogida era excesivamente rápida y no dejaba suficiente línea fuera para que el paseante pudiera oscilar. Así me lo hizo ver Pardo. "Debes dejar más línea fuera, y recoger muy poco a poco de forma que la oscilación se produzca casi en el mismo punto. La caña te irá pidiendo recoger línea". Aún así, seguía con mi mala costumbre de recoger demasiada línea. Debía concentrarme para hacerlo correctamente, pero entonces iba demasiado lento. Es cuestión de darle minutos. Entramos en la famosa récula y le advertí a Pardo que en ella sacariamos peces. Pardo lanza a escasos metros sobre una cobertura, mientras yo lanzaba justo a la otra parte. Por lo que me contó Pardo, un bass salió desde el fondo como una exhalación para atrapar el paseante y pelear con ganas. Éste peleó con ganas y efectivamente estaba más rollizo que el anterior.


Cuando saliamos de la récula, Pardo me dejá el honor de lanzar a un arbusto sumergido. Ya nos había advertido Pardo que no podiamos dejar que un bass repitiera su picada, sino que debiamos clavar como un resorte a la primera. Así que lanzo a la cobertura con mi jig de Jewel brown with purple con trailer Yamacraw a juego, y durante la caída noto un golpe seco, como si golpeara en una piedra. No me lo pensé, como diría Cisco, "pum, ostiazo". Sí, era un bass que salió de la cobertura para tirar por debajo de la barca, la lucha duraría unos segundos. Fue un bass que pesó 1.8kg. Bien, era mi primer pez del día, ya era hora.



Salimos de esa récula que nos había dado dos peces, y los que nos habriamos dejado. Viendo cual era el patrón, bajamos pasando por alguna de las réculas que habiamos tocado antes, pero sin picada. Había llegado la hora de comer, pero Pardo me aseguró que no comería, su razonamiento irrefutable fue el siguiente: "comer puedo comer cualquier día de la semana, pero pescar, sólo puedo hacerlo hoy". Ante tal argumento de peso, sólo podía abrir mi tupper de magras con tomate (como diría Javi) y dar buena cuenta de ellas. Veía como Pardo me miraba de reojo, como pensando "será capaz de comérselas todas", y algo así me comento, pocos segundos más tarde ya estaba rebañando el tupper ante la atónita mirada de Pardo. Lo que sí que hice, fue perdonar el postre por respecto a mi compañero de viaje.

Durante la sobremesa volvimos a pasar por la playa de árboles y tampoco. Así que le recomendé a Pardo, desconocedor de ese pantano, ir a la récula que hay pasando la arboleda rio arriba a mano derecha. No era el primero en tener esa misma idea, allí estaban los champions. En eso que hablando con ellos, Fran tiene una picada y parte. Cuestión de la tensión del momento. Tras comentar las jugadas de la jornada, los puenteamos dándoles cierto margen.

Llegamos a una de las réculas de la arboleda y en un árbol tumbado Pardo lanza el crankbait. En un primer momento pensé que había enganchado en el árbol, hasta él mismo lo creyó, pero no, algo había al otro lado que se lanzaba en una alocada carrera en paralelo a la orilla. Tras intentar domar a la bestia, lo acerca a la barca y en una arrancada hacia el fondo, el pez se libera de las poteras. Pardo vuelve a maldecir su suerte, por decirlo finamente. Posiblemente, el hecho de no poseer una caña de crankbait por dificultades técnicas había contribuido a perder ese pez.

Bordeamos la zona de la arboleda sin picada y fuimos volviendo. Llegamos a la pequeña récula que hay antes del zip-zag, y allí había pez seguro. Pardo vuelve a lanzar el paseante por encima de una ramitas que había al fondo de la récula y algo sale de la nada para picar y fallar. Pardo insiste y aquello vuelve a picar, pero esta vez para revolverse sobre el sitio y cortar la línea. Eso sí que era "por los aires, pero por los aires", el paseante por los aires. De todas, todas, no era el día de Pardo.

Seguimos bordeando esa orilla mientras se oscurecía, pero aún se podía pescar. Además los peces estaban activos. Monto un skitter grub de 5 pulgas en color "Brown Grape Bk Flk" con suficiente peso para que fuera arrastrando por el fondo con facilidad. Veo una cobertura y allí pongo el skitter grub, toc, toc, sí era una picada clara, pero fallo, aaaaggghhh. Pardo pone el paseante sobreesa cobertura y allí estaba, el mismo bass atacando en superficie. Lo clava, y Pardo me dice que lo lleva, pero algo pasaba, no estaba recogiendo línea, no recogía línea, el freno del carrete estaba suelto. Cuando Pardo quiso reaccionar, era demasiado tarde, se le había soltado. Era el cuarto pez del día y Pardo se tiraba de los pelos.

En esa misma orilla y durante los minutos antes del anochecer, Pardo clavaría y le cortarían dos lucios pescando a texas con cangrejo. Mientras estaba entretenido en una de aquellas, lanzo en una losa que sobresalía de un cortado y noto un toc claro. Esta vez no fallé, clavo y aquello empieza a tirar, pero no tiraba en exceso, era como si estuviera sacando una bass desnatado. El pez tenía una boca enorme y era largo, pero estaba escuálido, de hecho dió 1.8 kg, pero si hubiera sido de la subespecie benageberus, hubiera pesado por lo menos 3 kilos, que digo 3 kilos, 4 kg por lo menos. Y eso sin exagerar. Seguro que si J. Mateu (como dice Jaime) viera la foto, acertaba el peso a la primera. Como podéis observar, la fotografía es de estilo minimalista (3 Kbytes), pero por dificultades técnicas de nuestras cámaras, tuvimos que recurrir a una cámara de emergencia.

Seguimos intentando pescar, de hecho yo dije mi típica frase de "cuando quieras nos vamos", pero Pardo me había demostrado que era un tipo duro, un tío que no se amilana ante nada, ni placas de pus en la garganta, ni herida de guerra con dos puntos que no dejó de sangrar en todo el día, ni comer, comer para qué, ché tú, ni mear en todo el día. El objetivo era pescar hasta que nos abrazara la luna. Así que cuando ya no sabiamos si nuestros señuelos estaban en el agua o en tierra decidimos abandonar la acción de pesca.

Nos quedaban 15 minutos de travesía cuya mayor parte fue en la más absoluta nocturnidad. Menos mal que llevaba mi luz de minero como luz de tope homologada de la embarcación, aunque debía ser todo horizonte. Todo esto mientras indicaba a Pardo la ruta a seguir hacia la rampa de botadura, a la vez que lo cegaba como mi foco enfocándole a la cara sin querer. De repente, desde las tinieblas más profundas que reinaban por nuestro lado de estribor, algo así como un lucero del alba se acercaba a nosotros intersectando nuestra trayectoria. Efectivamente, sus lindas voces de la terreta los identificaron inequívocamente: "Esteu bojos o qué?". Y con este reencuentro a la luz de la luna daba por terminada nuestra jornada de pesca.

Como resumen de la jornada de pesca y como diría Álex, "Pardo es un tío de puta mare". Yo lo puedo confirmar, esa clase magistral de manejo de paseante lo corrobora y es de agradecer. Espero que yo haya podido enseñarle algo, y deseo que esta no sea nuestra última salida conjunta. Un abrazo.

4 comments:

Jaime Francisco said...

Muy buena crónica Jorge.

Abrazados por la luna...

Qué cracks. Es curioso, cuando uno cree que es un fanático de una cosa, aparece uno que lo es más todavía.

Un abrazo.

Jorge said...

Hola Jaime,

siempre hay alguien que esté más loco por la pesca. En favor de Pardo tengo que decir que tiene mujer e hijo :-)

A ver si te pasas un día por aquí estas navidades y hacemos una cena todos juntos, pero nada de hacerla en el club.

Dejaré pasar unos días para colgar la gran crónica de Cisco que resume sus jornadas de pesca de la temporada de otoño. Imagínate. Pero lo haré poco a poco, por episodios.

Un abrazo.

pardo said...

Hola, decir que aunque todo lo que a escrito Jorge lo visualizo en mi mente, no seria capaz de plasmarlo con la sencillez que Jorge lo hace. (mejor que el paseante)
Gracias a Cisco el "moja orejas¨ hace poco que sigo este blog y decir que me siento muy identificado con las vivencias que aqui contais.
Ati Jorge,no te creas que en la pesca es inportante, si trabajas bien el paseante o no, hay mas cosas,como hacer que uno se sienta agusto contigo aun no conociendote y eso a ti no hay maestro que te enseñe. un saludo y espero disfrutar de este blog.

Jorge said...

¡Hombre, Pardo! ¡Bienvenido!

Ya veo que por fin has tenido acceso a hacer comentarios en nuestro blog. Eso está bien, que se vaya renovando el personal.

Como ves, he intentado hacer la crónica entretenida, posiblemente tomando unas confianzas excesivas.

Me alegra que te haya gustado la crónica, para eso se hace.

Un abrazo y espero que vayamos otro día de pesca, aunque tengamos que llevarnos al pesado de Cisco.